La Universidad eslovena, como el resto de las europeas, está sufriendo el azote de las reformas educativas neoliberales del Espacio Europeo de Educación Superior. En Eslovenia se traduce en dos graves peligros: la pérdida de la gratuidad de la universidad y de la autonomía que goza actualmente.
Para intentar evitar el proyecto de ley que el Gobierno de Janes Drovosek está preparando, en las últimas semanas la universidad eslovena ha presenciado actos de resistencia y desobediencia. Las movilizaciones comenzaron el 16 de mayo, y hoy todavía continúan sus ecos, con un encuentro organizado por estudiantes en la facultad de Filosofía de Ljubljiana. Aparte de los graves problemas a los que se enfrenta la educación superior, el principal tema tratado fue la apatía que los estudiantes eslovenos reflejan. Una barrera clave que se debe derribar para conseguir movilizar y difundir las consecuencias del nuevo proyecto de ley.
Con este encuentro se pretendía organizar las protestas ocupando algunas facultades para llegar mucho más allá del habitual círculo militante, lo que se complica especialmente en Eslovenia. Además, a la apatía reivindicativa se debe sumar la precaria situación laboral en la que se encuentran los estudiantes, un handicap más para la contestación a este proceso de reforma universitaria.
Teniendo en cuenta estas condiciones, si el nuevo proyecto de ley propone reducir las becas y eliminar la gratuidad de la Universidad, la situación de los estudiantes se convertirá en insostenible. El cupo de estudiantes que accederán a la universidad pertenecerá al de los privilegiados. Así, el derecho a estudiar se convertirá en el privilegio de unos pocos y, además, reproducirá lo que el mercado ordene. Una de las consecuencias de este proceso es el nacimiento de Tribuna Autónoma por la Autonomía de la Universidad, que surgió al albor de los primeros rumores sobre el anteproyecto de ley a finales de abril.
Según uno de sus miembros: “Hemos establecido una Tribuna Autónoma, donde discutimos sobre la problemática de los estudios, la reforma de la organización escolar universitaria, la privatización de la universidad y sobre la cuestión de la autonomía. Pretendemos unirnos a la lucha de los estudiantes en Europa y en el mundo, que ya resistieron a las reformas neoliberales de la organización escolar universitaria y a la subordinación de todos los aspectos de la vida social a la lógica del mercado libre”.
Los estudiantes que se oponen a este proceso justifican sus demandas en tres aspectos. En primer lugar, el rechazo en su totalidad al proyecto de ley, no sólo porque se formó sin la cooperación de los estudiantes ni de los trabajadores universitarios, sino también porque es incorrecto en su contenido. Por otro lado, exigen que la legislación universitaria tenga como ejes fundamentales la autonomía, el derecho al estudio gratuito y universal y el libre conocimiento. Esta educación debe ser colectiva, promover el diálogo y responder exclusivamente a los intereses y las necesidades de los futuros graduados. Además de eliminar los programas que favorecen la militarización y la subordinación a las reglas del mercado.
Y en tercer lugar, los medios que se destinan a actividades nocivas para la sociedad, como la presencia eslovena en Iraq, deben ser empleados en proyectos sociales. Las protestas empezaron a mediados de mayo (ver recuadro) y han sido amedrentadas por la actuación policial, pero éstas no se han acallado. Aunque con la llegada de las vacaciones, los estudiantes temen que el Gobierno podría aprovechar el verano para aprobar el proyecto de ley que destruiría la Universidad pública.
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